domingo, 26 de abril de 2015

Más que un viaje en Europa

Fue un viaje inolvidable, uno de los mejores fines de semana de mi vida. Después de once horas cruzando casi toda Alemania por aire y tierra- finalmente llegué al pueblito de mi hermana (Amberg). Salí del tren nerviosa, emocionada y llena de curiosidad buscando a esta "desconocida", mi hermana. Ella me pareció una chica bella, feliz y muy embarazada. Era mi hermana Patricia. Estaba en estado de shock, ella era perfecta, todo lo que podría imaginar. Ella me abrazó y gritaba y lloraba y yo todavía en shock. Yo estaba sonriendo pero no podía decir nada. Este era el momento que yo había estado esperando toda mi vida, nada más que un sueño, y ahora era realidad. 

Era como si ya nos conociéramos, aunque nunca antes nos habíamos visto. Inmediatamente empezamos a hablar, hablamos sobre los últimos 21 años- familia, novios, amigos y gustos-. Nunca nos sentimos incómodas, éramos como mejores amigas que no sabían nada la una de la otra. El fin de semana consistió en hablar, comer, riendo., relajarse, y comer otra vez. Primero nos tomamos un desayuno típico de Baviera. Pretzel’s, salchichas blancas y cerveza (sin alcohol) por supuesto. Rápidamente yo aprendí que casi todos los platos tienen están compuestos de salchichas y cerveza. Creo que estas cosas son las más importantes de la cultura bávara y por eso  me fue fácil enamorarme de ella.

Después de una siesta, fuimos a la casa de la hermana de Martín (el prometido de mi hermana). ¡Oh!, Martín es perfecto también. Me alegro mucho de que mi hermana haya encontrado a un hombre como él. Él es cariñoso, divertido y un verdadero caballero y su familia es igual. Ellos me hicieron sentir que estaba como en casa con mi familia en los Estados Unidos. Después de nuestra visita, comimos otra vez, casi dos horas comiendo y hablando. Mis dos cosas favoritas.

Al día siguiente fuimos a un lugar que se llama Wallehala. Era un parque con unas vistas preciosas. Hicimos un picnic mirando las vistas y hablando otra vez. Un tarde perfecta. Luego fuimos otra vez a la casa de la hermana de Martín. Su esposo nos hizo una cena "americana" de carnitas de cerdo, pan y salsa hecha a mano. Estaba  riquísimo. Después, hablamos otra vez, y ¡más cerveza! Fue exactamente lo que necesitaba, tiempo con mi familia y una noche relajada. 

El sábado era el día de la fiesta del bebé de mi hermana. Nosotras pasamos el día juntas en la peluquería, yendo de tiendas, y andando por el pequeño bonito pueblo. Yo compré un montón de adornos, algunos necesarios y otros no, pero todos bonitos. Decoré la sala y en la fiesta conocí a sus amigas y a su hermana, todas fueron amables y me dieron la bienvenida. Nosotras jugamos, hablamos y comimos. Luego, por la noche fui con su prometido y su mejor amiga a una fiesta de cerveza típica de Baviera. Había mucha gente, mucha música, mucho baile y, claro, mucha cerveza. Fue muy divertido y una experiencia increíble. La cultura de Baviera es distinta y muy guay, pero fue una lástima que mi hermana (embarazada) no pudiera venir con nosotros.
En mi último día, nosotros fuimos a un mercado al aire libre, y después al lugar donde ellos se van a casar. Una iglesia muy bonita encima de una montana, con una vista de toda la ciudad. Perfecto. Espero que pueda regresar para la boda. Tuvimos un día bonito y otra cena muy rica con toda la familia. Hablando, riendo , y comiendo otra vez. No quería dejar a mi hermana, a mi familia, a mi sobrino.

Fue un fin de semana tan asombroso y emocional, llenó de amor y familia. ¡Finalmente encontré a mi hermana y a mi futuro sobrino! Algo que nunca pensaba que pasaría, pero estoy muy agradecida por ello. Normalmente, viajo para encontrarme a mí misma, pero esta vez he encontrado a mi hermana, una parte de mí misma y una parte de mi corazón. El viaje perfecto que voy a recordar siempre.


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