En
Alcalá, hay tres tipos de transporte que yo utilizo
regularmente. El tren, el autobús y mis pies. Todos tienen sus ventajas y ahora
soy casi una experta
en todos los tipos. Para
una ciudad no demasiado grande, el sistema de
transporte es muy importante. Todo el mundo lo usa y pienso que, en general, la mayoría utiliza más de un tipo.
Yo vivo
como a unos treinta minutos de la Plaza de Cervantes, andando; diez minutos
andando hasta el Alcalá Magna; veinte a la Vía Complutense;
y quince minutos andando a la estación de tren.
Eso no es mucho, pero a veces, con todas mis cosas, o por la mañana,
cuando tengo sueño, prefiero coger el bus.
Mi bus es el número siete y la mayor parte del
tiempo siempre está lleno. La cantidad y la variedad de gente que utiliza el
transporte público en Alcalá me sorprende mucho.
Desafortunadamente
mi viaje en bus a veces dura más o menos el mismo tiempo que andando. Por eso,
cuando puedo, prefiero andar porque es gratis. Me gusta caminar por Alcalá cuando hace buen tiempo.
Pienso que la ciudad es fácil de explorar y el
camino es siempre bonito. Me gusta ver las fuentes y a toda la gente en los
parques y en la calle.
La última
forma de transporte es el tren. El tren se utiliza para ir a otras ciudades o
lugares más lejanos. El tren siempre es cómodo, está limpio y tiene buenos
horarios. Pienso que el sistema de tren aquí es muy eficiente. El transporte,
en general, no es muy caro. Se puede comprar un bonobús y ahorrar dinero en los
viajes en bus. También se puede comprar uno para el tren, pero, en general, las
tarifas no son tan caras. Además, prefiero las ciudades europeas donde el
transporte es “gratis”.
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